Llevas unas gafas que te pusieron al nacer: las gafas de tu cultura.
Los psicólogos dicen que vemos todo a través de «filtros mentales». Y la metáfora de las gafas ayuda a descubrir algunos de estos filtros. También hay un experimento muy sencillo que puedes hacer para hacer más visible este fenómeno:
Primero tienes que buscar un cómplice. Pídele que mire a su alrededor y que se fije en todos los objetos de color rojo que pueda encontrar. Dále 30 segundos. Y después, dile que cierre los ojos. Y mientras tenga los ojos cerrados, tiene que decirte todo lo que ha visto de color verde. ¿A que es difícil recordar objetos de color verde cuando uno estaba buscando todos los de color rojo?
Es precisamente lo que ocurre en nuestra vida cotidiana. Hay tanto que ver a nuestro alrededor que no somos capaces de verlo todo. Tenemos que elegir en qué nos vamos a fijar, y para esto tenemos filtros. Desde la infancia vas aprendiendo en qué te tienes que fijar. Y, como vemos claramente en el documental francés Babies, la cultura de cada uno influye mucho.
¿Qué ves a través de los filtros de tu cultura?
Lo que has aprendido en tu país y en tu cultura determina lo que ves. Tú puedes ver cosas que una persona de otro país y otra cultura no ve. Por ejemplo:
Un estudiante de ingeniería mejicano vino a estudiar a la Universidad de Washington del Oeste. Me ofrecí para darle orientación, llevarle a conocer el pueblo y solucionar cualquier duda que tuviera. Tenía mucha curiosidad por lo que él veía, así que le pregunté, “¿Qué notas diferente aquí? ¿Hay algo que te sorprende o que te choca?”
“La soledad de las personas,” me dijo. “Veo a muchas personas solas. Veo a gente comiendo sola. Me parece muy triste…” Su respuesta me sorprendió porque era algo de lo que jamás me había percatado. Claro que vi gente. Y claro que vi a muchas personas solas, pero no me había fijado en que estaban solas. Muchos años después en España, comprendí la perspectiva de mi compañero mejicano.
Todo se ve diferente desde una perspectiva colectivista
En países colectivistas como España y México, las personas valoran muchísimo el estar con otros, estar rodeados de familiares y amigos, estar acompañados, arropados, apoyados por los demás. En Estados Unidos es todo lo contrario, valoramos el me time (tiempo para mi), el “espacio personal”, la “oportunidad” para estar solo y “recargar pilas”. Por supuesto, hay personas muy sociables que siempre quieren estar acompañadas, pero la norma cultural en EEUU dice que, estar solo en ocasiones o llevar a cabo ciertas actividades solos, es algo positivo que te aporta energía y vitalidad.
Así que mi amigo mejicano veía gente sola y triste donde yo simplemente veía a gente haciendo vida normal, haciendo lo que él o ella quería. Veía quizás a una persona comiendo, otra comprando, otra corriendo; veía su actividad sin darle importancia al hecho de que estuvieran solos.
Hay muchas maneras de quitarnos las gafas de nuestra cultura:
Si queremos ampliar nuestros horizontes tenemos que aprender a quitarnos las gafas de nuestra cultura y también las que nos ha puesto nuestra experiencia personal en la vida. Hay muchísimas formas de hacerlo:
Viajes
Los grandes viajeros saben que viajar es una de las mejores maneras de hacer visibles nuestras gafas culturales y personales. Hay que bucear en otra cultura para tomar conciencia de la nuestra. Viajar es un buen comienzo.
Vida Internacional
Pero vivir en el extranjero es incluso mejor que viajar. Cuanto más tiempo vivimos fuera de nuestro país, más conscientes seremos de cómo nuestra cultura nos enseñó a ver de una manera. Y lo mejor: aprenderemos a ver a través de otras gafas culturales.
Amigos Internacionales
¿Qué mejor manera de ver el mundo desde otro punto de vista que a través de los ojos de un amigo de otro país? Curiosamente, los psicólogos especializados en el campo intercultural tienen muy estudiadas las etapas, las ventajas y los retos de estas amistades. Está demostrado que no son tan fáciles ni (a veces) tan duraderas como las amistades entre personas de la misma nacionalidad. Pero también está claro que vale la pena intentarlo porque amplía nuestros límites. Nos abren los ojos y el corazón para abordar la vida de otra manera.
Amigos Interculturales
Es posible encontrar amigos de otras culturas que compartan también nuestra cultura nacional. Son por ejemplo, los amigos de etnia gitana en España o los amigos de naciones indígenas dentro de los Estados Unidos. En todos los países existen subculturas o grupos que mantienen una identidad cultural distinta a la de la mayoría. Ellos también nos pueden abrir los ojos.
Cursos de Formación Intercultural, antropología, sociología…
La formación intercultural engloba la antropología, la sociología y la psicología intercultural. Un buen curso sería aquel que reuniera los conocimientos más útiles y básicos de cada una de estas especialidades. La clave de la formación sería que todo fue interactivo, con estudios de casos reales, con ejercicios y actividades que dieran una vuelta radical a los esquemas que nos hemos hecho con nuestra visión limitada.
Cine Internacional
¿Qué manera más placentera hay de adentrarnos en otros puntos de vista? Las películas hechas en el extranjero nos permiten vivir historias totalmente diferentes a las nuestras. Nos permiten ver con otros ojos, explorar otras filosofías, creencias y valores.
Lectura
Desgraciadamente hay poquísimas obras sobre temas interculturales en español. Pero hay miles de relatos de las experiencias de viajeros, exploradores y todo tipo de personas sin fronteras.
Internet
Nuestra ventana al mundo ofrece no solo artículos y vídeos sobre la vida, la cultura, las costumbres y el pensamiento en otros países. Gracias a páginas como Interpal, podemos conocer a personas de cualquier rincón del planeta para intercambiar ideas y preguntar sobre los temas que más nos interesan. Hay también cursos de formación intercultural en múltiples plataformas a precios muy asequibles para todos los bolsillos.
Quitarte las gafas es salir de tu zona de confort
Estas son solo algunas maneras de librarte de los filtros que condicionan tu punto de vista. Pero ojo: cada una de estas experiencias o herramientas te empujarán fuera de tu zona de confort. Harán que te cuestiones tus ideas y que pongas a prueba tus convicciones más íntimas. Puede que sea incómodo a veces, pero es el precio del crecimiento personal.
Quítate las gafas. Pruébate otras. Aprende a ver la vida de muchas maneras distintas… Y a disfrutarla igual o incluso más.
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